Cuando pensamos en bajar en canoa por un ría en Asturias, a todos se nos viene a la cabeza el río Sella, con sus ya conocidas masificaciones, y con un entorno totalmente desarrollado en torno a dicha actividad. Es una muy buena opción para hacer un poco de ejercicio al aire libre, parar con los amigos a tomar unas sidras, y decir que lo has bajado. No obstante, hoy en día es muy fácil encontrar este tipo de actividades, y lo que buscamos muchos de nosotros es una alternativa que nos permita pasar un día al aire libre desconectando de esas marabuntas de gente. Si eres de esa clase de personas, el Navia sea el río que deberías probar.
Nuestra actividad comienza en el albergue de Serandinas, donde guardaremos nuestros enseres en bidones estancos y procederemos a acercarnos a nuestro punto de inicio, el salto de Arbón. Tras una pequeña instrucción, nuestro guía nos irá desatracando hasta que todas las canoas estén en el agua; es entonces cuando comienza lo mejor. Este descenso guarda un montón de anécdotas y detalles que sería imposible apreciar sin nuestro guía, es por ello que nos acompañará a los largo de los 14 kilómetros que nos llevará llegar al Puerto de Navia. En el curso del río encontraremos distintos yacimientos de quiastolita, un mineral cuyas betas siempre forman una cruz, y que los celtas consideraban que contaba con propiedades protectoras. Haremos alguna pausa en el camino para poder buscar estos minerales, los cuales cuentan con sus yacimientos más simbólicos en esta zona de España.
Continuamos nuestro descenso escuchando la historia del río, lo cual nos permite apreciar los embarcaderos romanos a las orillas del mismo. Algunos de estos embarcaderos se usaron posteriormente para cargar parte de la madera utilizada en la flota de la Armada Invencible. También la historia industrial de la zona nos deja anécdotas, como la de ver correr el río blanco en la época que una industria lechera de la zona soltaba sus residuos al mismo, o como un gremio se amotinó contra un empresario monopolista hace siglos para hundir una maquina, por aquel entonces de última generación, la cual sigue reposando en el fondo del río. Descansaremos para comer y darnos un baño antes de que abran las compuertas de la presa, evento que nos ayudará a llegar hasta el delta con un pequeño impulso extra. La fauna de este último tramo del río es espectacular, pudiendo observar garzas y cormoranes, así como distintos tipos de peces si estamos atentos. Poco a poco aparece un paisaje urbano correspondiente a Navia; unas remadas más y ya estamos en el puerto, donde el equipo de la actividad nos estará recogiendo para llevarnos de vuelta a Serandinas.
Desde Andolina Tours hemos ido presencialmente a realizar esta actividad para asegurar que nuestros clientes puedan disfrutar de las mejoras actividades, y sin duda, es una experiencia que recomendaríamos a cualquier persona que le guste el agua y la naturaleza, una actividad muy distinta al descenso del Sella, que nos acerca a la magia y pureza del Asturias Occidental.